transferida, previamente procesada, a una unidad o subunidad facial del mismo
paciente. Se ha registrado su uso desde principios del siglo XX, para fines
reconstructivos y estéticos. Contribuyendo a la ganancia de volumen, al remodelamiento
o rejuvenecimiento facial, mejorando la apariencia física con cicatrices imperceptibles
(Gallardo, 2016).
En el pasado, se solían considerar como una terapéutica controversial, debido a los
resultados poco satisfactorios ocasionados por su corta duración como resultado de la
reabsorción del material adiposo, generando inconformidad de los resultados por
generar una subcorrección en las áreas receptoras. Sin embargo, gracias a la tecnología
actual y a los avances científicos realizados en el campo de la cirugía plástica, se ha
logrado mejorar el diseño de este procedimiento, incrementando la supervivencia del
tejido graso al ser transferido por prolongar su vida útil por diferentes técnicas de
procesamiento, obteniendo efectos duraderos y de apariencia orgánica (Monreal, 2012).
Por tratarse de un material de origen autólogo, es decir propio de cada paciente, genera
una gran ventaja ante tratamientos alternativos que existen en la actualidad, médicos o
quirúrgicos, como productos sintéticos. Siendo la ausencia completa de rechazo por
parte del sistema inmune del receptor. Además, al ser realizado por un especialista
existe una disminución en la probabilidad de complicaciones. En el ámbito de la cirugía
plástica facial, se han descrito y plasmado diversas aplicaciones en pacientes desde
niños hasta adultos, solucionando trastornos que no comprometen la vida del paciente,
sin embargo, generan problemas de índole estética y, en ocasiones, funcionales
(Moratalla Jareño, et al. 2013).
El rostro refleja la personalidad, siendo un elemento fundamental en la presentación
estética de cada individuo, resultando complicado ocultar cualquier tipo de imperfección
o defecto. La especialidad de cirugía plástica facial es una técnica registrada desde hace
3.500 años, que se enfoca en mejorar la apariencia externa, corregir disfunciones y
reconstruir deformidades del rostro (Alba Mesquida, et al. 2012).
Gozan de una gran popularidad en la actualidad, siendo considerados como
tratamientos efectivos, reparadores y cosméticos. La finalidad del estudio se concentra
en investigar el uso de lipoinjertos autólogos en cirugía plástica facial estética y